Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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9 de septiembre de 2012

El fotógrafo

Su profesión lo aburría. Siempre había creído que ser fotógrafo le depararía mil aventuras distintas, pero sus días se diferenciaban tan solo por la clase de fiesta que tendría que fotografiar.
Casamientos, cumpleaños, despedidas, reencuentros, bautismos... podía enumerar cien alternativas más. Todas le resultaban sosas para sus pretensiones. Aquellos sueños de viajes interminables, de fotografías imponentes y en situaciones únicas, lejos quedaban de la realidad acostumbrada.
Siempre se decía que tarde o temprano iría a un safari o exploraría las montañas, y que las instantáneas que capturada en esas circunstancias lo harían famoso. Pero siempre surgía un cumpleaños, una fiesta escolar, algo que le impedía trazar sus planes.
Aunque la verdad era que tampoco se lo permitía. Ponía sobre la mesa sus gastos, los de su familia, las cuotas, las deudas, y entonces, lo que quedaba era la obligación de tomar más y más trabajos, para poder afrontar cada uno de los compromisos asumidos.
Y cuando no estaba en una fiesta, apuntando y disparando el flash, se instalaba detrás del mostrador de su casa fotográfica atendiendo clientes, revelando fotos, o tomando pedidos.
Al llegar a su hogar, tarde en la noche, recibía el afecto de sus seres queridos, pero ni siquiera ese amor llenaba el vacío interior que ardía como un tigre enjaulado, dispuesto a devorarlo de a poco.
Le costaba dormir. Escuchaba el sonido de la cámara una y mil veces y veía repetirse en la oscuridad cada una de las sonrisas de los que esperaban con ansia delante del lente. Su profesión se había transformado en una pesadilla.
Aquella noche se levantó de la cama. Su esposa le preguntó si le pasaba algo. El fue muy sincero. Le contestó que iba a buscar al fotógrafo que alguna vez creyó ser. Y se fue.
Su mujer lo sigue buscando al día de hoy en cumpleaños y casamientos, con la ilusión de encontrarlo detrás del flash, con su morral al hombro y la mirada suplicante, pidiendo que alguien lo rescate de dónde sea que se haya ido.

5 comentarios:

SIL dijo...

Qué inmenso este relato, Netito...



Say no more...


=/

Abrazo, hermano.


SIL

Con tinta violeta dijo...

Hay relatos que impresionan mas que otros. Éste lo ha hecho, por eso de que todos hemos dejado atrás sueños sin cumplir por pragmatismo...le deseo suerte a tu personaje!
Besos!

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Falta lo más interesante, la aventura del fotografo, o es la aventura del que se enfrenta con algo siniestro o se encuentra con la libertad.

HUMO dijo...

Si todos nos fuéramos a buscar donde alguna vez nos perdimos, el mundo estaría desierto.

Pensándolo bien, no estaría nanda mal!

=)

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

El final abierto que nos dejás, de lo mejor. Ayudado, claro, por una excelente ambientación previa.
Muy bueno, Netomancia.